miércoles, 30 de mayo de 2012

Los Perros Del Diablo

Hay innumerables leyendas sobre las reencarnaciones del diablo en formas animales como cabras, gatos e incluso en personas. Pero también se habla  de los perros-fantasma, o los canes del infierno, los cuales han sido los causantes de miles de pesadillas y han tenido apariciones tanto en libros como en el cine.


Can Cerbero 
Can Cerbero es uno de los perros malignos mas famosos de los que se ha podido hablar. Una de las características más marcadas de este can es que es tricéfalo. En algunas ocasiones se le suele representar con cuernos o con cola de dragón.
Can Cerbero aparece en ``Los doce trabajos de Hércules´´ como el último trabajo de Hércules para su primo  Euristeo. En este ultimo trabajo Hércules tiene que descender hasta el Hades para capturar a Cerbero, que guardaba las almas de los difuntos, y llevarlo ante su primo. Posteriormente Cerbero es devuelto al Hades.





El Nahual
El nahual es un individuo o chaman que tiene un vínculo con lo sagrado y que por ello es sagrado el mismo. Estos chamanes tienen la capacidad de transformarse en animales, elementos de la naturaleza o realizar actos de brujería.  

La leyenda del Nahual, también conocido como Cadejo, se extiende por toda centroamérica e incluso hasta Argentina.Estos perros son generalmente negros, peludos, con ojos del color del fuego y unas fauces terroríficas. Se cree que estos animales son encarnaciones del diablo o de un brujo en forma cambiante.Dicen que nahuales se aparecen en los caminos solitarios para llevarse a alguna muchacha, pero generalmente los nahuales se le aparece a quienes deambulan a altas horas de la noche.



El Kludde 

El perro negro belga se llama Kludde. A pesar de que suele tener el aspecto de un perro gigantesco, también se manifiesta como un gato, una rana, un murciélago o un caballo. En todas sus formas puede ser identificado por las cadenas que se arrastran por el suelo, por la llama azul a rededor de su cabeza y por las alas que adornan su lomo. El Kludde salta sobre la espalda de los viajeros y los ataca con sus dientes y garras. 




El Dip 


El dip es un ser mitológico catalán. Una especie de perro malvado y peludo, un emisario del demonio que, como tantos otros, es cojo de una pierna. Se alimenta chupando la sangre de la gente. En el escudo de Pratdip (Baix Camp), puede verse una imagen de este animal. Precisamente en este pueblo es una leyenda muy viva.


Esta data como mínimo, del siglo XVI. En el retablo de Santa Marina de Pratdip, del 1602, ya se ven imágenes de estos perros-vampiro. También aparecen en otro retablo de 1730 recortados sobre un fondo de oro


La leyenda dice, que los dips chupaban la sangre del ganado. Sólo salían de noche y entre sus víctimas había borrachos noctámbulos que iban a las tabernas del pueblo, pero en realidad nadie los vio nunca. Se cree que esta leyenda sólo pretendía asustar a los alcohólicos del pueblo y evitar así que se dedicaran a vagar de noche. Según la tradición, el nombre del pueblo tiene su origen precisamente en estos animales (Pratdip = Prado de dips), los cuales parece ser que desaparecieron durante el siglo XIX. En la entrada de Pratdip hay un monumento a este ser.


A causa de su sed de sangre, el dip sirvió para inspirar a Joan Perucho que, en su novela Les històries naturals (las historias naturales) (1960), relata la historia de Onofre de Dip, un vampiro con la capacidad de transformarse en muchos animales. La parte central de la obra transcurre en Pratdip a inicios del siglo XIX, en plenaPrimera Guerra Carlista, y el dip en realidad es un embajador de Jaime I el Conquistador que 700 años antes había ido a los Cárpatos en misión diplomática y allí había sido atacado por una noble vampiresa.



El perro negro de El Escorial y las Puertas del Infierno
Según la leyenda, durante la construcción del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, un misterioso perro negro aterrorizaba a los obreros por las noches, obstaculizando las obras. Quizás el perro infernal protegía el lugar, pues se ha atribuido a El Escorial el ser una de las puertas del Infierno que se extienden por el mundo (otra de las cuales es la ciudad italiana de Turín); ésta fue una de las razones por las que Felipe II mandó construir el monasterio en este lugar: para mantener cerrada dicha puerta.
El perro fue encontrado y se ordenó que se le ahorcase en una de las torres del monasterio, donde permaneció mucho tiempo.
Cuando Felipe II regresó definitivamente a El Escorial para morir, desde su lecho de muerte (acompañado de multitud de reliquias de santos), siguió oyendo los ladridos de ese perro infernal, que ya había sido sacrificado hacía años.