viernes, 3 de junio de 2011

El ser humano es esclavo de sus palabras; y libre de su silencio

Los momentos tensos, nos llevan a decir palabras o frases hirientes de las que nos arrepentiremos algun día. Nuestros actos conllevan unas consecuencias, de las que tenemos que ser responsables, aunque a veces no nos demos cuenta que un pequeño detalle, puede hacer que una persona permanezca a tu lado para siempre. El tiesto hay que regarlo día a día, para que florezca, y se convierta en una robusta y bella flor. De lo contrario secará y morirá.
¿Pero como hacer que se de cuenta de tu dolor? Rechaza tus propositos de mala gana, jamás se le puede pagar con la misma moneda, porque acabraría sintiendome mal, culpable, vulnerable y débil. ¿por qué he de callar, y no poder devolver las ofensas con las que se me agrede?¿por qué he de ver como me marchito día a día?
A lo mejor mis lágrimas podrían regar un tiesto mejor, un tiesto que se acordaría de regarme a mi también. Un tiesto que cada día me cuidara, que me entregara cu cariño, tratarme con dulzura y protegerme de mis miedos. Calmar mis inseguridades y conprender situaciones que yo le exponga. Que me apoye, que me ayude, que me quiera.
Cada minuto, de cada hora, de cada día, es una batalla perdida. No soy esclava de sus decisiones.
Debe saldar la deuda que tiene con su corazón y entonces, estará preparado para entregarlo.

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